martes, abril 08, 2014

MONOPOLIO DEL PODER POLÍTICO


Por Sociólogo: Avelino Zamora Lingán
¿Sería posible la existencia de una clase social dominante que ejerza opresión indiscriminada sobre otra (vale decir, sobre el pueblo), sin que a la par dicha clase no disponga de poder económico y de poder político? No, no es posible. En relación al poder económico, éste es un poder que a lo largo de la historia la clase dominante, según los cronistas del génesis del capital, lo ha ido adquiriendo, empleando los métodos más draconianos y reñidos con la moral, que se pueda imaginar: en base a saqueos, invasiones, colonizaciones, esclavitud, etc., que luego, dichos métodos eran oleados y sacramentados jurídica y religiosamente. Ese poder económico se sustenta hasta nuestros días en la sacrosanta “propiedad privada” y en la “acumulación capitalista”, que son defendidas con uñas y dientes por la clase dominante. Sin embargo, para sustentar y perennizar al poder económico, es necesario otro poder: el poder político. Entonces, la conjunción del poder económico y del poder político convierte a una de las clases sociales, de las dos principales que existen en toda sociedad, en todopoderosa, invencible y perenne, aunque no eterna, porque la tortilla se puede dar vuelta en alguna etapa del proceso social. 

Pese a que el concepto “poder político”, es de uso generalizado, son muy pocos los que tienen un acercamiento a lo que en realidad, implica. En efecto, poder, de acuerdo con el diccionario de la real academia, implica: dominio, imperio, facultad y jurisdicción de la que dispone el individuo para mandar o ejecutar; capacidad de imponer la propia voluntad sobre los otros. De otro lado, el término, solo o acompañado, adquiere distintos significados, como por ejemplo, poder acompañado del concepto “político” (poder político) significa: Dicho de una persona o grupo que interviene en las cosas del gobierno y negocios del Estado. Asimismo, desde el enfoque filosófico, poder, significa la capacidad que tiene un individuo o un grupo de modificar la conducta de otros individuos o grupos. En Ciencia Política, aunque ya no se acepta que sea el concepto central único, hay acuerdo en que tiene fundamental importancia. Burdeau define al poder político como "una energía social, emanación de una representación mental, colectiva y dominante, del orden social deseable", en nombre de la cual se presta acatamiento al mando político.

Después de observar el significado de “poder” y de “poder político”, estamos ya en condiciones de entender la importancia concreta que tienen estos conceptos en los procesos sociales, la importancia que tiene para la clase dominante y también la importancia que deberían tener para los pueblos. También, a partir de ello, se entiende el porqué la clase dominante trata de adquirirlo, a toda costa y con todos los medios a su alcance, lícitos e ilícitos, y porqué una vez que lo adquiere lo cuida más que a sus propios capitales, y también lo defiende con todos los medios a su alcance. Es en este contexto que la clase dominante se siente dueña y señora del poder político, siente que ella y nadie más es la que tiene todo el derecho del mundo a tener el poder político, por lo tanto ha hacer política para conseguirlo, es decir, la clase dominante se siente ama y señora para monopolizar a dicho poder. Esto explica, entonces sus brincos, pataletas y enojos cuando los de abajo, o sea los de la clase social dominada intentan, arrancar una cuota de ese poder político haciendo política. Cuando tratan de despojar del elemento político a los diversos problemas sociales y económicos, por los cuales luchan los pueblos, para buscarle soluciones, a sabiendas que la esencia o el fondo de dichos problemas o de todos estos problemas es precisamente de carácter político, porque el origen o raíz de dichos problemas se encuentran justo en la voluntad política de la clase dominante.

Dicho esto, entonces, ¿Es legítimo que los de abajo, particularmente, los dirigentes de las organizaciones sociales, se atrevan a hacer política, para arrancar una pequeña cuota de poder a través de algún cargo público en la alcaldía, el gobierno regional, el Congreso, etc.? Por supuesto que sí. No sólo es legítimo, es legal y es moral, Pero sobre todo es obligatorio y necesario y no sólo para arrancar una cuota de poder, sino para arrancarle a la clase dominante todo el poder político, con el cual ha oprimido siempre, sigue y seguirá oprimiendo al pueblo, si es que nadie le arrebata ese poder político. Esos gritos y enojos de la clase dominante respecto a que los dirigentes de las organizaciones sociales de base, los estudiantes universitarios, los campesinos, el pequeño comerciante, en fin los de abajo, “no deben hacer política”, o que cuando salen a las calles a reclamar sus derechos conculcados, estigmatiza dichos reclamos gritando a voz en cuello “eso es política”, no deben ser oídos por la clase oprimida, al contrario deben ser rechazados o pasados por desapercibidos, porque cuando la clase dominante alega que los de abajo “no deben inmiscuirse en política” es precisamente porque espera eternizar su dominio, sembrar el divisionismo, la desorganización y desunión; quiere arrancar la identidad y mantener despolitizado al pueblo con el único propósito de perennizar la explotación y la opresión.

Sin embargo, el nivel, aún bajo de conciencia política, en los de abajo, o mejor dicho la despolitización sembrada por la propia clase dominante obliga a que los argumentos falaces de ella sean escuchados y asimilados y junto con ellos, los de abajo gritan en coro: “sí las luchas sociales no deben ser políticas”, “las protestas sociales deben ser pacíficas y sin tinte político”, “la lucha contra conga no es política”, los dirigentes (Goyo, Arana, Saavedra, Edy, Manuel Ramos) no deben ser candidatos, por que si lo son entonces su lucha ha buscado sus intereses particulares” y una serie de argumentos más, engañosos, falaces y tendenciosos, que influyen negativamente en los llamados dirigentes de las organizaciones sociales y en el pueblo. Pero también es importante que se considere lo siguiente:

Ciertamente, los dirigentes de las organizaciones sociales, por ejemplo quienes han estado al frente de las luchas contra el mega proyecto Conga, tienen todo el derecho del mundo de ser candidatos, la Constitución hecha por la clase dominante les ampara; es más, es necesario que participen como candidatos, para que, por lo menos algunos de ellos, lleguen a la alcaldía o al gobierno regional; pero tales actores sociales y en general el pueblo, deben ser conscientes que una cosa es ser dirigente de alguna organización social y otra distinta es ser autoridad local o regional. El dirigente social goza de una relativa autonomía para actuar como tal, organizando, convocando, educando a sus bases; mientras que la autoridad se inserta de lleno en el sistema social, el ser autoridad de alto rango le convierte automáticamente en una pieza más del engranaje del Estado (Estado que no se más que la maquinaria con la cual se oprime  y se aplasta al pueblo), la autoridad tiene que limitar su accionar al estado de derecho; a la constitución y a las leyes regidas y rígidas para los funcionarios públicos, por ejemplo: una autoridad está prohibida de convocar y encabezar protestas sociales, tal como la policía y el ejército están prohibidos de hacer huelgas, etc. Sino, observemos el caso de Gregorio Santos, quien tiene más de 30 procesos judiciales, sólo por el hecho de, siendo autoridad ha “participado” en las protestas sociales y, por ello está con un pie en la cárcel.

En este contexto, los dirigentes de organizaciones sociales de base, sobre todo quienes están al frente de las luchas contra el mega proyecto Conga y que desean ser candidatos para ocupar algún alto cargo público, tienen que pensarlo o meditarlo muy bien: por un lado pensar que al ser candidatos y virtualmente ocupar algún cargo público el movimiento social queda acéfalo, “sin cabeza”, salvo que formado sus respectivos cuadros para que les reemplace; y, por otro lado, estar dispuestos a, como dijera Einstein, romper reglas, o mejor dicho romper ciertas normas, leyes y decretos, para continuar al lado del pueblo, como por ejemplo aquella norma prohibitiva de su participación en la protestas sociales. En fin, bajo el sistema que nos rige, colmado de una serie de problemas y lacras sociales que, en su mayoría, son de carácter estructural, aquellos dirigentes que hoy están pensando en ser autoridades deben ser plenamente conscientes de que ser tales significa terminar siendo impopular, odiado por el pueblo; terminar “quemado”, porque nunca más la gente volvería a votar por él o por ellos; y, terminar, entones, en el museo de la historia, sin pena ni gloria. Con esto no queremos desanimarlo a quienes siendo dirigentes desean ser candidatos y llegar a ser alcaldes, presidentes regionales o congresistas, etc., etc. lo que sucede es que les estamos advirtiendo sobre las implicancias que traería el hecho de pasar de dirigente a autoridad ya que el pueblo alberga muchas expectativas en aquellos que siendo dirigentes hoy optan por algún cargo público y no quisiéramos que defrauden o traicionen, tal como sí lo hizo y de la forma más descarada, un señor llamado Ollanta Humala.  
Escrito: 8 de abril, del 2014.

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