lunes, agosto 26, 2013

“PIRATAS DE LAS LAGUNAS”


 “Cisterna, tras cisterna y tras cisterna las lagunas se van secando”

Escrito: 7 de agosto del 2013

Ante la resistencia de la población de Bambamarca, Celendín y Cajamarca al no dejar que la Newmont destruya o desaparezca las lagunas de Conga, vía trasvase a los famosos reservorios y así poder extraer el oro que yace debajo de ellas, dicha transnacional no ha tenido una mejor idea o estrategia que cargar el agua en cisternas y así ir secándolo poco a poco. Probablemente tal estrategia ha empezado a implementarlo con la idea de que en el corto plazo el agua de las lagunas se vean bastante mermadas en su caudal y entonces la población se resigne y dé luz verde al mega proyecto Conga, y de otro lado, tal vez los de la Newmont han creído que nadie se va dar cuenta y por lo tanto su acción de piratería del agua pase por desapercibida.
En torno a esta acción de hurto del agua la transnacional no da ninguna explicación a la población cajamarquina, sobre todo a los pobladores de Bambamarca y Celendín, aunque pedir explicaciones a esta empresa es como arar en el desierto o pedirle peras al olmo, más aún cuando en estos últimos tiempos dicha empresa no da explicaciones a nadie; pues, a lo único que acude es a los fiscales y a las fuerzas policiales, para que amenacen o amedrenten a la población, que con justo derecho protesta por el “robo” de su agua y ante el temor de quedarse sin el líquido vital en los próximos años. Pero no hace falta que la empresa explique las razones por las que viene saqueando el agua de las lagunas, el pueblo sabe cual es su destino: pues, una parte es para el uso de la empresa en sus actividades, incluido para asentar la polvareda de las carreteras, generada por el tránsito de sus maquinarias; y, según los guardianes de las lagunas, la otra parte, es para descargarlo en el Río Grande, para que de ahí llegue a la planta El Milagro. Es decir, ¡la población de la ciudad de Cajamarca, estaríamos bebiendo agua directamente de las lagunas de Conga!!!
La situación del agua en Cajamarca no es cuestión de broma; no es cuestión que el alcalde o sus regidores salgan de vez en cuando alegremente a decir que “Cajamarca, va tener más agua”, “existen seis o siete proyectos orientados a mejorar la cantidad de agua”, “el agua se va incrementar en 60 u 80 litros por segundo”, “Yanacocha ha comprometido varios millones de dólares para mejorar la cantidad de agua”, “el proyecto Chonta será la solución a la escasez del agua, para 35 años”, etc., etc., etc. Lo cierto es que tales ofrecimientos, se vienen haciendo desde la campaña electoral, se repiten durante la gestión, sólo falta poco más de un año a que termine la misma y el problema del agua en la ciudad de Cajamarca no está resuelto; al contrario cada día se agrava más, tanto en cantidad como en calidad. En este contexto, las actitudes de las autoridades frente al problema del recurso hídrico, no hacen más que ocultar las verdaderas razones de este gran problema, que afectará directamente la vida de todo ser vivo: La depredación de las fuentes de agua y de los colchones acuíferos, por las actividades mineras. No sólo las de la Newmont, sino las actividades mineras de las más de 20 empresas que se encuentran operando en las cabeceras de cuenca de la región Cajamarca. Pero no es de extrañar que las autoridades del gobierno local tengan ese tipo de actitudes, como por ejemplo, la de hacer de “lavanderas de rostros” de las mineras, si hasta firman convenios confidenciales, a través de SEDACAJ con Yanacocha, en donde se comprometen a no revelar al público ciertas informaciones relacionadas con el problema del agua.
La escasez de agua ya no sólo es en la ciudad de Cajamarca, sino en el campo, donde hasta hace unos años el agua era abundante y pura, que, según la religiosidad de la población era un bien inagotable otorgado por el ser supremo para el disfrute, para la agricultura y para la saciedad de la sed. No contaban que debajo de las fuentes de agua se encontraba el metal más precioso, preciado y codiciado por el hombre: El Oro. ¡Por el oro el hombre se ha convertido en el lobo que devora a otros hombres!!! Y, no contaban que, al igual que en 1532, donde llegaron unos pastores de cerdos, para saquear el oro exterminando toda una estructura social y una cultura, construida por los incas; iban a llegar al Perú y a Cajamarca empresas transnacionales extranjeras, eso sí con la venia de gobiernos vende patria, a destruir las fuentes de agua y las esponjas hídricas, que alimentan dichas fuentes, y junto con ello, terminar destruyendo lo que aún queda de aquella vida y cultura inca. Los nativos y campesinos peruanos. ¡Porque terminar con el agua es terminar con la vida!!!
Un poblador de la comunidad del Tingo, muy indignado y a la vez lleno de tristeza, indica: “Los ríos el Tingo y Hualgayoc están altamente contaminados, es como si ya no existieran, ahora nos están dando agua en cisternas”; y, además, en clara alusión a las empresas mineras, agrega: “vienen, nos contaminan, nos despojan de nuestras tierras, así nos vamos a quedar sin patria”. Este testimonio revela lo grave o la magnitud de lo que en realidad está sucediendo con el agua en Cajamarca y en el país. Y, además son testimonios que tanto los gobernantes nacionales, regionales y locales deberían saber interpretar, o asumirlo con seriedad, si es que no desean que en el futuro se configuren escenarios sociales de protestas incontrolables. Dicen que “cuando el río suena es porque piedras trae”; aunque tal refrán debería ser reformulado porque hoy los ríos ya no suenan ni truenan porque sus aguas están siendo devoradas por máquinas y aplanadoras mineras, pero los pueblos sí que van a sonar y tronar aquel momento en que se den  cuenta de quienes son los verdaderos culpables de que no llegue una gota de agua al caño, al surco de papa y maíz y al abrevadero del ganado.
Creo, sin duda, que el proceso de disminución del recurso agua por razones de operaciones mineras es irreversible, como irreversible es el avance de la conciencia popular sobre las razones de la escasez del agua y en consecuencia irreversible serán las protestas sociales en contra de mega proyectos que terminen con la destrucción de la última laguna y el último manantial o con la contaminación del ultimo río, quebrada, canal de riego o acequia. En este sentido no hay estrategia que valga: ni amenaza o amedrentamiento a la población; ni la persecución a los dirigentes, ni la corrupción a las autoridades y a la prensa; tampoco vale la militarización de las lagunas, ni del pueblo de Celendín o de Bambamarca; peor aún la piratería o robo del agua de las lagunas, bajo el argumento que sea. Lo único que puede detener el proceso destructivo de las fuentes de agua y, en general de la naturaleza, es el cambio del modelo económico neoliberal; un modelo exageradamente permisible y contemplativo con las transnacionales, un modelo que opera sin ley ni orden, sin ningún control ni reglas de juego; que opera con su propia ley: la ley del capital y con su propio orden: el orden a punto de represión y muerte; el orden  en el caos.
Pero pedir el cambio del modelo económico neoliberal a una clase política corrupta y a grupos de poder económico rentistas y explotadores de sus obreros y empleados, cuando precisamente bajo el techo de dicho modelo económico, tales actores sociales se mueven como el pez en el agua, es decir, que el modelo económico neoliberal es un espacio donde se pierde toda norma de convivencia social, toda identidad, y se rinde culto al individualismo donde los individuos actúan como en la jungla, especialmente en su quehacer económico. En este contexto la lógica es “Yo puedo hacer con mi vida lo que quiera”, y, en efecto, bajo un argumento engañoso de “estamos democracia” y “vivimos en un país libre”, hacen con su vida lo que quieren y actúan como quieren: pisotean los derechos de otros individuos, destruyen fuentes de agua y hasta llegan al homicidio, cuando de obtener dinero se trata. De allí que no es casual cuando tales actores sociales no permitan que al modelo se le toque ni siquiera con el pétalo de una rosa, y a quien o quienes se atrevan a cambiarlo o tocarlo, inmediatamente  despliegan todo tipo de esfuerzo mediático para aislarlo de la población, no sin antes tildarlos de “antisociales” “comunistas”, antisistema” “espanta inversiones”, etc., etc.
Finalmente, concluimos este comentario exhortando a los dirigentes, líderes y pueblo en general a  no dejar que se extraiga ni un litro más de agua de las lagunas de Conga, puesto que el objetivo de la transnacional de cargar el agua en varias y gigantescas cisternas va más allá de asentar la polvareda de las carreteras. Una cosa sería trasladar una o dos cisternas de agua, pero trasladar 10, 15 ó 20 cisternas de agua y de manera frecuente, rompe con el equilibrio de carga y recarga de las lagunas, es decir, extraer agua en tales magnitudes puede terminar con el agua de las lagunas; y, en este caso, es como si ya estuvieran trasvasando el vital elemento, sin que la población se de cuenta. En todo caso si es que tanto quieren trasladar el agua en cisternas, para sus diferentes actividades, pues que trasladen el agua del mar; y si es para asentar la polvareda con mayor razón. Total sólo gastarían un poco más en el transporte, debido a la mayor distancia que tendrían que recorrer. Pero del mar sí podrían trasladar la cantidad de agua que quieran, en el número de cisternas que quieran y las veces que quieran. Extrayendo el agua del mar no afectarían a la agricultura ni a la población, tal vez sí afectarían a los peces, pero el agua en el mar es tan abundante que dichos cetáceos difícilmente se darían cuenta. En cambio la población de Cajamarca, Bambamarca y Celendín sí nos hemos dado cuenta de que cisterna tras cisterna y tras cisterna las lagunas de Conga, también podrían desaparecer. ¡Ya no somos tan caídos del palto, como podrían estar pensando los señores de la mina!!!

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