Lima.- El congresista Mesías Guevara Amasifuen(AP) saludó la marcha nacional por el agua a realizarse este 1 de febrero y la iniciativa de los ciudadanos que colocan en agenda la importancia de los recursos hídricos y la consolidación de la Ecuación Hombre = agua”.
Destacó la importancia de formular un Plan Nacional de Protección y Gestión de los Bienes Hídricos con prioridad en su uso para consumo humano, agricultura, actividades económicas sostenibles y otros usos industriales responsables. Así mismo, dio a conocer que su despacho ha presentado con anterioridad un proyecto de ley planteando la creación del Instituto Nacional del Agua.
No obstante, Guevara Amasifuen, exhortó a los asistentes a participar pacíficamente a la marcha. “Los peruanos debemos demostrar que somos capaces de entendernos. Finalmente, manifestó que respalda la defensa del medio ambiente; deslindando con cualquier uso político que se le pueda dar a esta manifestación.
Agua: la marcha como un río
César Lévano
Hoy se inicia en Cajamarca la Marcha del Agua, que recorrerá, como un río humano, todo el Perú. La movilización partirá desde las lagunas cajamarquinas que serán secadas, si el proyecto Conga se realiza.
La marcha será como la metáfora de un río, cuyo caudal crece gracias a numerosos afluentes. Tras el inicio en Cajamarca, la marcha proseguirá, con sus respectivos pasacalles, a Choropampa, Magdalena, Chilete y Ciudad de Dios. Desde allí partirá a Trujillo, en cuyo suelo se integrarán los que llegan de Piura y Lambayeque. Desde esa área norteña se dirigirán a Lima.
Es una marcha pacífica, como un río en tiempos tranquilos. La manifestación, como explica Marco Arana, busca llamar la atención sobre los problemas del agua, que pueden ser problemas de vida o muerte si no se les atiende con seriedad y prontitud. En particular, los organizadores ponen el acento en las amenazas que plantean el cambio climático y la actividad desenfrenada de la minería.
No se agota allí la idea. El propósito es también subrayar que el acceso al agua es un derecho, que ha sido proclamado por las Naciones Unidas. Este principio contradice las propuestas privatizadoras de Pedro Pablo Kuczynski y Alan García, para los cuales todo es negocio, y sobre todo negocio privado.
Los planes de privatización existen. La marcha es, en ese sentido, una voz de alerta, un llamado a la acción contra un peligro que atenta contra una forma de los derechos humanos.
Hay en la historia de Nuestra América episodios pasados y recientes de la lucha por el agua –por el agua y la tierra–. La mejor literatura de nuestros países ha acogido la vibración humana del conflicto. José María Arguedas en Agua y Juan Rulfo en ¡Diles que no me maten! Lo han hecho, en relatos a la vez veraces y conmovedores.
En mi ensayo El contenido antifeudal de la obra de Arguedas, publicado en 1960 y ahora incluido en mi libro Arguedas. Un sentimiento trágico de la vida, escribí sobre Agua:
“Este libro es toda una pieza acusatoria en el proceso del latifundismo peruano. El reclamo del agua, el anhelo de que también a los “endios” se les dé k’ocha, agua, muestra en acción a las fuerzas reaccionarias del campo: el amo que monopoliza el líquido fecundador y que abalea a quien protesta. Y también aparece el esbozo de un rebelde. Pantacha, un indio que ha estado en la Costa y que ha comprendido que la lucha y la unión son lo único que puede hacer respetar los derechos del campesino”.
El problema del agua está en la orden del día de todos los países, los ricos y los pobres. Abarca a todas las clases sociales. Afecta aldeas y ciudades, algunas de las cuales pueden morir de sed, es decir, desaparecer. La marcha iniciada en Cajamarca será fecunda como el agua. Precisamente por eso, la derecha extrema la ataca.
César Lévano
Hoy se inicia en Cajamarca la Marcha del Agua, que recorrerá, como un río humano, todo el Perú. La movilización partirá desde las lagunas cajamarquinas que serán secadas, si el proyecto Conga se realiza.
La marcha será como la metáfora de un río, cuyo caudal crece gracias a numerosos afluentes. Tras el inicio en Cajamarca, la marcha proseguirá, con sus respectivos pasacalles, a Choropampa, Magdalena, Chilete y Ciudad de Dios. Desde allí partirá a Trujillo, en cuyo suelo se integrarán los que llegan de Piura y Lambayeque. Desde esa área norteña se dirigirán a Lima.
Es una marcha pacífica, como un río en tiempos tranquilos. La manifestación, como explica Marco Arana, busca llamar la atención sobre los problemas del agua, que pueden ser problemas de vida o muerte si no se les atiende con seriedad y prontitud. En particular, los organizadores ponen el acento en las amenazas que plantean el cambio climático y la actividad desenfrenada de la minería.
No se agota allí la idea. El propósito es también subrayar que el acceso al agua es un derecho, que ha sido proclamado por las Naciones Unidas. Este principio contradice las propuestas privatizadoras de Pedro Pablo Kuczynski y Alan García, para los cuales todo es negocio, y sobre todo negocio privado.
Los planes de privatización existen. La marcha es, en ese sentido, una voz de alerta, un llamado a la acción contra un peligro que atenta contra una forma de los derechos humanos.
Hay en la historia de Nuestra América episodios pasados y recientes de la lucha por el agua –por el agua y la tierra–. La mejor literatura de nuestros países ha acogido la vibración humana del conflicto. José María Arguedas en Agua y Juan Rulfo en ¡Diles que no me maten! Lo han hecho, en relatos a la vez veraces y conmovedores.
En mi ensayo El contenido antifeudal de la obra de Arguedas, publicado en 1960 y ahora incluido en mi libro Arguedas. Un sentimiento trágico de la vida, escribí sobre Agua:
“Este libro es toda una pieza acusatoria en el proceso del latifundismo peruano. El reclamo del agua, el anhelo de que también a los “endios” se les dé k’ocha, agua, muestra en acción a las fuerzas reaccionarias del campo: el amo que monopoliza el líquido fecundador y que abalea a quien protesta. Y también aparece el esbozo de un rebelde. Pantacha, un indio que ha estado en la Costa y que ha comprendido que la lucha y la unión son lo único que puede hacer respetar los derechos del campesino”.
El problema del agua está en la orden del día de todos los países, los ricos y los pobres. Abarca a todas las clases sociales. Afecta aldeas y ciudades, algunas de las cuales pueden morir de sed, es decir, desaparecer. La marcha iniciada en Cajamarca será fecunda como el agua. Precisamente por eso, la derecha extrema la ataca.
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